Las Terceras Oportunidades No Existen

 Sofía trabaja en una empresa de publicidad, ahí fue donde conoció a Mateo. Ambos son los encargados de las fotografías y videos de la empresa y esa semana tenían varias entregas que hacer. Era la hora de la comida y Sofía estaba sentada junto a Carmen del equipo de marketing, en el comedor.

Carmen: ¿Viste que Alejandro quiere hacer la fiesta de fin de año en el Zafiro? Ahí sale carísimo, ¡ah pero no quiere pagarnos los aguinaldos!

Sofía: A ese le gusta gastar para que la gente hable, pero el descontento aquí adentro está fuerte. Yo no pienso ir a ningún lado...

En ese momento llega Mateo y les interrumpe, se sienta junto a ellas mirando fijamente Sofía.

Mateo: ¿ Ir a dónde?

Y toma un pedazo del pan que tienen ambas en la mesa. Sonríe.

Sofía: ¿Trajiste la memoria con las fotos?

Ella trataba de mantenerse indiferente a su presencia y mirada.

Carmen: Mateo ¿Supiste lo que piensa hacer Alejandro?

Mateo: Sí, así escuché. Yo hasta que no me pague lo que me debe no pienso asistir a ninguna fiesta, reunión o junta.

Carmen: ¡Justo estábamos diciendo eso Sofía y yo! Ya sofía dijo que no iba a la fiesta de fin de año y yo como que tampoco iré...

Sofía levantó su mirada y se encontró con la de Mateo, él le extendió la mano con la memoria usb y cuando ella la iba a tomar sin querer se tocaron los dedos.

Sofía: Gracias.

Mateo: ¿No me vas a preguntar si están todas?

Sofía: El objetivo es siempre dar la información completa, ¿no?

Mateo: El mundo está lleno de seres incompletos e imperfectos Sofía, a veces las personas cometemos errores.

Sofía: Sí, pero la vida no la puedes abrir en photoshop, editar a tu manera y exportar como un archivo nuevo, como si no hubiese pasado nada.

Hubo un silencio incómodo. Ambos no dejaban de intercambiar miradas, Carmen los miraba extrañada.

Carmen: ¿Están hablando de las fotos del evento de la semana pasada? Yo aún no he entregado la estrategia de contenido ni los posts a Alejandro.

Sofía desvió su mirada a Carmen y sonrió en silencio. Mateo suspiró al ver que sonreía y le contestó a Carmen con la mirada fija en Sofía.

Mateo: No te preocupes Carmen, que la vida está llena de segundas oportunidades.

Sofía volteó y lo miró. Se mordió el labio, no quería caer de nuevo en su juego.

Mateo: Eso me lo enseñó Sofía.

Sofía: Sí Carmen, pero ¿Sabes qué es difícil? Que la confianza ya no va a ser la misma si luego se te hace costumbre no entregar el trabajo completo o a tiempo. La sinceridad siempre por delante.

Habló con voz temblorosa. Carmen tomó un sorbo de su bebida energética, se había sentido regañada aunque no entendía muy bien el por qué.

Mateo: Pero después del remordimiento viene el arrepentimiento Sofí... Y después de eso nos toca arriesgarnos para que logremos eso que tanto queremos.

Carmen: ¡Eso es verdad! Además yo lo que quiero es darle una lección a Alejandro, el tiene que saber que debe mantener contentos a sus empleados. No estoy diciendo que dejaré de hacer mi trabajo, pero tú misma dijiste que había un descontento general, yo nunca he hecho mal mi trabajo o le he quedado mal a la empresa...

Carmen siguió hablando pero Mateo y Sofía ya no la escuchaban, solo se miraban el uno al otro. Sofía dejó escapar una lágrima y enseguida se la limpió. Mateo mordía su mandíbula impotente de no poder acercarse más a Sofía. Ella desvió su mirada y lentamente guardó el usb que Mateo le había entregado en el bolsillo de su pantalón.

Carmen:...porque además ¿se acuerdan de la vez que le pedí un asistente? ¡Ah! me dijo que no había presupuesto para eso. Pero es que yo necesito a alguien que me ayude, yo sola no puedo con todo. ¡Yo quiero algo así como lo que tienen ustedes! Hacen el mejor equipo y se ayudan entre ambos. ¡A veces hasta me ayudan a mi!

Sofía y Mateo miraron a Carmen y después se miraron entre ellos. En ese momento el celular de Carmen sonó y era la alarma de que la hora de comida había terminado y debían regresar a sus oficinas. Carmen fue la primera que se levantó, recogió su bandeja de comida y caminó hasta la salida del comedor; Sofía se levantó en silencio, junto sus cosas, tomó su bandeja y cuando se disponía seguir a Carmen, sintió la mano cálida de Mateo en su brazo. Volteó a mirarlo y con tono melancólico le dijo.

Sofía: Las terceras oportunidades no existen. Y te va a tocar arriesgarte un poco más para que volvamos a ser el equipo que Carmen tanto admira.

Mateo la soltó y la vio irse por la puerta.

 

 

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