Fiel a mis raíces
Este año se cumplen nueve años desde que emigré, y aún, de vez en cuando, la nostalgia por ese lugar que ya no existe, aparece.
El otro día estuve pensando mucho en Maracay.
Y todo fue porque el algoritmo de una red social me mostró un video de sus calles. Sonreí porque a pesar de todo, aún hay árboles de araguaney floreados.
El otro día amaneció nublado y preparé café.
No sé por qué, pero sin importar dónde esté, los días así siempre me recuerdan a Mérida.
El otro día, hace años atrás, pensaba que una bandera, era solo eso: un pedazo de tela, colores y siete u ocho estrellas, porque ya ni sabía cuántas eran en realidad.
El otro día, desde que vivo aquí, me di cuenta de que cada vez que veo la bandera de Venezuela, se siente calorcito en mi interior. Sonrío y me emociono.
El otro día cambió mi visión de las cosas.
El otro día me comí unos tequeños que me hicieron recordar a los que comía cuando llegaba a cualquier terminal de autobuses.
El otro día quería hacer empanadas y compré un queso que sabía al llanero.
El otro día fue el aniversario de mis padres y estuvimos escuchando a Juan Vicente Torrealba, Serenata Guayanesa, Gualberto Ibarreto, y muchos otros más.
El otro día pude comunicarme con mi amiga que aún vive allá.
El otro día me emocioné viendo un partido fútbol de la vinotinto.
El otro día mi hermana cumplió años y compramos un ron que se asemejaba al de Santa Teresa.
El otro día soñé que estaba en mi antigua casa, pero esta vez estaba de visita.
El otro día viajé a Ciudad de México y sentí que estaba en Caracas.
El otro día fui a la embajada y por muchas razones salí enojada.
El otro día no pude dormir porque vi las noticias.
El otro día sentí mucha impotencia y lloré.
El otro día tuve que cambiar de sueños.
El otro día conocí a un paisano.
El otro día fui a terapia y creo que sané.
El otro día me propuse escribir un libro y lo hice.
El otro día comencé a meditar... sobre todo por las noches.
El otro día una amiga de mi hermana pudo viajar hasta allá.
El otro día le trajo de regalo un dije con la figura del mapa.
El otro día me di cuenta que lo que dicen es cierto: el amor a tu tierra natal es como el amor hacia la madre.
El otro día me puse las alpargatas que mi abuela me regaló.
El otro día saqué cuentas y llevo nueve años sin acostarme en un chinchorro.
El otro día escuchando una playlist en aleatorio sonó ‘La pequeña Venecia’.
El otro día dejó de aparecer su nombre en tendencias.
El otro día me di cuenta que esos lugares ya no existen más.
El otro día nos trasnochamos contando historias de cuando estábamos pequeños.
El otro día comprendí que al parecer se puede vivir con ese sentimiento... el de extrañar.
El otro día puse a todo volumen la gaita ‘Mi Ranchito’ aunque no fuese Diciembre.
El otro día nos reunimos por zoom.
El otro dia bailé tambores.
El otro día volví a soñar y sané viejas heridas.
El otro día dije con orgullo de dónde vengo, aunque aún no tenga claro hacia dónde va todo esto.
El otro día decidí seguir adelante, como un elefante, y como casi siempre, ¡hasta el final!
Siempre genial y tan valida al escribir. Me encantó 🥰
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