Dulce y Tierno
Diana prepara un sándwich mientras observa con cariño a su hijo Santiago que toma un vaso de leche con galletas; su esposo Sergio entra a la cocina y coloca una bolsa
con envases de comida china en la mesa.
- El jueves tengo guardia, me imagino que cuidarás de Santiago, ¿verdad? le dice Diana. Sergio acaricia a su hijo y sin mirar a Diana se sienta, saca los envases de
comida china de la bolsa y comienza a comer; con la boca llena le contesta: - No podré, también tengo guardia ese día.
Ella es enfermera y él es médico, se conocieron en una reunión de amigos en común, se casaron a los pocos meses y enseguida Diana dio a luz a Santiago; ha pasado un año desde su nacimiento y un año también de su distanciamiento como pareja.
Diana enojada toma su teléfono y comienza a llamar. - Hola Elsa, ¿cómo estás? sí, todo bien… Oye, de casualidad ¿el jueves estarás libre? Sergio sigue comiendo. - Ya veo… Bueno, gracias de todas maneras Elsa, cuídate. Sergio termina de comer, carga a Santiago y sale de la cocina. Diana vuelve a llamar - ¿Mariana? ¿Todavía estás de vacaciones? Es que te quería pedir un gran favor. Ah… bueno era para cuidar a Santi… pero no hay problema, ya buscaré a otra persona.
Al día siguiente Sergio entra en la recámara y le da a Diana un periódico doblado, ella lo ve con recelo. - Allí hay varios anuncios de niñeras… Yo tampoco he conseguido que mi hermana o mi mamá vinieran a cuidarlo.
El jueves por la noche tocan el timbre y Diana apurada abre la puerta. Es Nuria, la nueva niñera.
- Nuria, él es Santiago. Lo dejamos jugar un rato antes de acostarlo a dormir como a eso de las 8:30. Le dice Diana y Nuria le responde - No se preocupen, lo van a dejar en buenas manos. ¡Ah! ¿Él ya comió o debo darle algo? - Ya comió. Y por allá están los pañales, en la mesita del baño. Le contesta Diana.
Ambos se despiden de Santiago y Nuria se sienta en el sofá a mirarlo jugar.
En el hospital, luego de un par de horas la situación en la sala de emergencias se calma, Diana se sienta en la sala de espera y llama a su casa. - ¿Nuria, cómo está todo por casa? - Todo está bien señora Diana no se preocupe. Hace una pausa y continúa - Ah cierto, gracias por la comida que me dejaron en el horno ¿Cómo supieron que no había cenado? Diana duda y mira que uno de los médicos la llama con señas para que se acerque. - ¿Sí? Eh, bueno Nuria cualquier cosa nos avisas por favor. Diana guarda su celular y se acerca al médico para recibirle unos medicamentos. Al pasar las horas Sergio entra a la sala de emergencias y ve a Diana que lo espera en una esquina. - ¿Qué pasa? ¿Por qué me llamas en mitad de la guardia?
- Es que llamé a la casa y hay algo raro. ¿Tú dejaste comida en el horno? Sergio dubitativo le contesta: - No. Creo… ¿Por qué? - La niñera me agradeció por una comida que le dejamos en el horno. No sé, tengo ganas de acercarme a la casa. - ¿A esta hora? ¿Sola? ¿Quién te va a… Diana le interrumpe: - No te estoy pidiendo nada, sólo te informo como padre de tu hijo. Sergio suspira y le dice: - Deja que avise y vamos juntos.
Cuando llegan a casa ven que Nuria duerme en el sofá con el televisor encendido y algunos medicamentos psiquiátricos tirados en el piso; ambos intercambian miradas y rápidamente se acercan a la recámara de Santiago. Diana se asoma a la cama y ve que está vacía, Sergio enciende la luz y ambos se miran. Nuria se despierta, bosteza y Sergio se para frente a ella -¿Ya es de de día? pregunta Nuria somnolienta. - ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO? le grita Sergio angustiado. - ¡Santi! ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO? grita Diana. Nuria se levanta del sofá, eructa y les responde: - ¿El niño? debe estar por allá. Y señala hacia la cocina. Diana entra en la cocina, se acerca a una silla y recoge la ropa que vestía Santiago esa misma noche; al mismo tiempo Sergio se acerca al mesón de la cocina y descubre una bandeja parcialmente tapada con papel aluminio, se lo quita y horrorizado descubre al cuerpo de Santiago en partes cubierto en salsa y unas cuántas verduras. Retrocede y vomita hacia un lado mientras Diana aterrada e hiperventilando se acerca y al ver a su hijo cocinado y parcialmente comido, se desmaya. Sergio se repone, saca el celular y nervioso llama a la policía; en ese momento Nuria entra a la cocina y mira la bandeja donde se encuentra el cuerpo de Santiago. Enseguida recuerda su frase favorita: “¡Los niños son tan dulces y tiernos!”. Nadie había sospechado hasta ahora de que hablaba literalmente; Nuria ya se había comido cuatro niños en diferentes áreas del país.
Sergio llorando y temblando se agacha intentando hacer reaccionar a Diana - ¡Diana, levántate! ya viene la policía… le susurra al mismo tiempo en que voltea a ver a Nuria. Ella con la mirada fija en la bandeja, sonríe y les dice: - ¿No quieren un trocito?
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