'95

 


¿Cuántos acontecimientos importantes pueden suceder en un solo año? Acontecimientos mundiales, nacionales... muchos. Pero y ¿personales?

Me acuerdo que corría el año 1995, y mis preocupaciones para ese entonces eran sobre qué cuento o historieta leer, o sobre qué historia recrearía con mis muñecas por las tardes. Era el mes de Junio y se aproximaba el día del padre.

Me acuerdo que mi hermana y yo estábamos emocionadas porque ese fin de semana iríamos de viaje a casa de los abuelos para celebrarlo juntos. El domingo en la mañana estábamos terminando de empacar para salir pero llegó una visita a nuestra casa, así que tuvimos que retrasar un poco la salida.

Me acuerdo que era un amigo de la familia, mis padres tenían tiempo que no lo veían así que mi madre preparó un poco de café para tomar mientras conversaban y se ponían al día. Yo jugaba con mi hermana en la planta alta de la casa, pero ya me estaba aburriendo. Quería irme ya. Así que desobedecí a mi hermana y bajé las escaleras, despacio y en silencio.

Me acuerdo que después de atravesar la cocina y el comedor, me detuve en la pared cerca de la puerta de la sala a escuchar. Mi madre estaba al teléfono, su tono de voz pasó de feliz a preocupado y después a agitado. Dijo: “No puede ser que esté muerto” “Dime que es mentira” y seguido de eso, rompió a llorar.

Yo no entendía del todo. ¿Porqué llora mamá? ¿Quién era?

Mi padre y el amigo ayudaron a sentar a mi madre, y luego de unos segundos les dijo la fatal noticia.

Me acuerdo que a mis seis años de edad aún no sabía el significado de la palabra muerte, pero al ver a mi madre tan triste y desmayada, al ver a mi padre tan preocupado y a su amigo tan compasivo con ambos; lo descubrí. “Muerte” “Morir” tiene un significado trágico, algo que puede marcar de por vida a los que quedamos vivos.

Me acuerdo que subí despacio y llorando. Mi hermana me esperaba. Me tiré en el piso y repetí las palabras de mamá. Mi hermana lloró conmigo. Parecía que ella quién ya era adolescente comprendía muy bien el significado de la palabra, así que las palabras nos sobraron. Lloramos juntas por un rato. Bajamos las escaleras y nos reunimos con mis padres y su amigo.

Nuestro viaje cambió de motivo.

Luego vinieron días que no recuerdo. ¿A partir de cuándo nos damos cuenta de que padecemos de memoria selectiva?

Me acuerdo que al mes siguiente cumplí siete años. No hubo festejo, no lo quería. Dicen que los primeros siete años de vida son cruciales para el desarrollo de muchas áreas de la vida de alguien, incluyendo su comportamiento social.

Me acuerdo que al mes siguiente de ese, mi abuela enfermó. Ningún tío o tía podía cuidarla así que mi madre viajó a hacerlo. Mi hermana y yo queríamos ir con ella pero nos dijo que no. Ella esperaba volver en un par de semanas. La extrañé todo ese tiempo, quería abrazarla y jugar con ella.

Me acuerdo que sentía que el tiempo pasaba tan lento como un caracol. Hasta que finalmente llegó el día de su regreso. Mi hermana y yo fuimos con mi padre a buscarla al terminal. Allí estuvimos varias horas, horas interminables, horas de ansiedad. Se hizo de noche y mi madre no llegó.

Me acuerdo que al llegar a casa, una de mis hermanas mayores nos estaba esperando mientras lloraba sin cesar. Otra tragedia en tan corto tiempo. El autobús donde viajaba mi madre había sido parte de un accidente en la carretera y ella estaba muy grave en el hospital.

Me acuerdo que tenía miedo, mucho miedo. No quería volver a experimentar la palabra muerte tan de pronto, no quería que mi madre muriera y me dejara sola.

Me acuerdo que los siguientes meses los pasé de hospital en hospital visitando a mi madre, algunas veces hasta me tuve que esconder pues era muy pequeña para la edad permitida de las visitas. Le llevaba comida, me sentaba a su lado, le acariciaba su cabello y sus manos, le hablaba mientras dormía.

Me acuerdo que después de eso ya nada fue igual. Todo a nuestro alrededor y todos en mi familia cambiamos. Ella fue nuestro motivo, ella fue nuestro impulso aún cuando estaba luchando por su vida. Y ahora, después de tantos años, y de tantos milagros, ella sigue siendo nuestra fuerza y estímulo.

1995 fue el año en que descubrí y aprendí muchas cosas, lloré mucho, pero también sonreí mucho, crecí de repente, pero cada acontecimiento que viví me hizo ser lo que soy hoy en día.  

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