Así como el jugo...

Hay eventos que suceden en el transcurso de la vida que marcan un inicio y fin de una etapa, eventos que te hacen morir y renacer, que te hacen cambiar.
Cambios.
Cambios físicos, mentales, psicológicos, profundos...
En estas 3 décadas de vida he tenido 2 de esos eventos, ambos, me han hecho crecer y ser lo que soy hoy en día.
Bueno, pensándolo bien, si contamos como un primer evento el de nacer, pues ya puedo decir que llevo 3 en 1. Así como el jugo, con diversos ingredientes y mucho sabor :)
Mis primeros años de vida, los que puedo recordar, fueron los más felices y divertidos.
Juegos, risas, inocencia y sobre todo, amor por doquier.
La segunda etapa fue a los tempranos 7 años. Seguía siendo una niña, pero el accidente de mi madre fue el evento que marcó un antes y después en la vida de cada persona en la familia, incluyendo la de ella por supuesto.
Y aunque seguía jugando, riendo de vez en cuando y siendo amada por todos en mi casa, de alguna manera algo ya había cambiado en mí. Crecí de repente, comencé a guardar silencios, me refugiaba en libros y cuentos, y mi imaginación crecía en aquellas paredes.
Quería tener super poderes, sanar a mi madre y traerla de regreso a casa; me iba haciendo fuerte y valiente con el pensamiento.
Por casi 2 años pasaba algunas tardes visitándola a escondidas, aquellos momentos con ella eran realmente felices. Aún recuerdo los lugares, los olores, las escondidas debajo de su cama o en el baño para que no me sacaran de allí.
Crecí con la mentalidad de ser responsable en cada aspecto de mi vida, para convertirme en una mujer lo suficientemente fuerte como para cuidar de ella. Estudiaba muy duro para convertirme en alguien valioso para mi familia, mis seres queridos y el mundo entero; porque vinimos a este mundo *según mi ideología* para servir, amar y ser felices.
Esa visión se acentuaba cada vez más según iban pasando los años.
Así como también, cada día iba creciendo mi amor, admiración y agradecimiento hacia mi madre, mi padre y hermanas, hacia la vida, los amigos y los pequeños detalles que me rodeaban dónde quiera que estuviese.
Luego de muchos años y de manera abrupta, ocurrió otro suceso importante que me hizo dejar toda una vida atrás. En menos de 2 meses tuve que meter veintitantos años de vida en una maleta, despedirme de familiares, amigos, cosas, y finalmente irme de la tierra que me vio nacer y crecer.
Esta etapa de cambio fue diferente, si bien era necesaria *por diversos motivos*, era una mezcla de emoción, esperanza, pero también de incertidumbre, de nostalgia.
Cambio de vida, de pensamiento, de sentir...
Pero siempre hay algo que ha estado y estará presente en cada una de las etapas de mi vida; y eso es: el soñar.
Sueños.
Esos que nacen en nuestros pensamientos y que hacen latir nuestros corazones, esos que valen la pena perseguirlos, y trabajar muy duro para alcanzarlos; esos que aunque tenga 7, 15, o 30 años siempre están conmigo y me hacen creer en la vida, en el mundo, en la gente.
Posiblemente aún me quedan más eventos, más cambios, más renacimientos que experimentar; pero mientras tanto seguiré viviendo esta nueva oportunidad, en este nuevo lugar; creciendo y soñando, riendo y amando.
Agradecida estoy hoy, por cada uno de estos instantes...

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