La caja de galletas


En una caja de galletas siempre hay variedad de sabores, colores, tamaños… algunas nos gustan y son nuestras favoritas y otras, bueno, otras no tanto. Como niños, al principio nos comemos las que nos gustan por lo tanto al final siempre quedan las de mal sabor pero esas de igual manera nos las tenemos que comer aunque lo pasemos mal mientras lo hacemos.
Pero, ¿Qué hay de las veces en que esas galletas se hacen interminables, y por más que las comas estas nunca se acaban?
Pienso en las palabras de Midori a Watanabe en Tokio Blues de Haruki Murakami: “Tengo que acabar con esto cuánto antes y ya vendrán tiempos mejores. Porque la vida es como una caja de galletas”.
Lo único que podemos hacer es atravesar y superar ese mal sabor, esperando aprender algo de él, pasando el sabor con algún líquido que nos limpie la boca, esperando con mucha ilusión que en la próxima caja de galletas que obtengamos tenga un gran número de nuestras favoritas. Porque el corazón es como un niño que ilusionado espera lo que desea, porque cada vez que nos topamos con una nueva “caja de galletas” en la vida tenemos que ser valientes y vencerlas, comerlas y tragarlas a todas y cada una de ellas… Porque a pesar de lo mal que lo estemos pasando siempre podemos aferrarnos al pensamiento de que vienen tiempos mejores, con mejores sabores que ayudarán a olvidar todos los malos.

Ilustración: Coco Masuda.


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