Continuará...



...Le preguntó que si nada había cambiado, eso le preocupaba. Ella le contestó que todo, absolutamente todo en esta vida cambia. Él se refería a su amor, por eso estaba tan nervioso y angustiado, ella también lo estaba pero trataba de no demostrarlo. Incluso el amor cambia, le contestó. Las personas, la vida, el cielo ¿Pueden parecer iguales todos los días? Incluso las personas que dicen que nunca cambiarán, están mintiendo pues todo está en constante movimiento, todo se transforma, algunos evolucionan, otros retroceden, pero nada ni nadie se queda estancado.
Mientras ella hablaba, él la veía con ojos brillantes. Cuando volteó y sus miradas se cruzaron, sonrieron. Ella sabía que él aún tenía curiosidad pues todavía no le había contestado a su pregunta, así que le tomó la mano y se la colocó en su pecho, él no se esperaba esto. Le dijo: Sientes mis rápidos latidos, ¿cierto?, él asintió. Ella continuó: Pues el amor que siento por ti, el amor verdadero, tiene algo mágico, algo que se mantiene constante, que se siente siempre, que no decae en lo esencial… y a pesar de esto, igual puede cambiar, evolucionar… El mío por ejemplo, cada día, cada mañana se hace más grande, se siente más… ¿Acaso no lo sientes?, le preguntó con voz suave. Él dejó escapar un suspiro, sonrió y la abrazó. Ambos sintieron que sus almas se fundieron en ese abrazo y él aprovecho este momento para decirle al oído: Perdona todo lo malo, gracias por tanto… te amo.
Esa noche se separarían por un tiempo… pero ambos sabían que sus almas por muy lejos que estén sabrían encontrarse en esos puentes hechos de distancias de luz. Su amor era tan mágico que no necesitaban tocarse para sentirse… esto, esto casi nadie podía entenderlo pero a ellos poco les importaba. Ambos debían transitar por un tiempo caminos diferentes en sitios lejanos hasta volverse a encontrar.

“El amor como la vida, es un desafío constante; no un lugar de reposo sino un moverse, crecer, trabajar juntos (aún en la distancia); tiene que tener armonía y conflicto, alegría y tristeza…”

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