Decisión


Cada día nuevo está lleno de decisiones, desde cosas tan sencillas como cepillarse los dientes primero o bañarse, qué ropa vestir o qué tipo de transporte usar, a cosas más profundas como expresar o no lo que sentimos y pensamos, como tender la mano a alguien que necesite ayuda o qué medios utilizar para superar los miedos y obstáculos que se presentan para lograr nuestros sueños. 
Pero hay ciertos tipos de decisiones que marcan nuestra vida, éstas son las que definen lo que somos y seremos: una de ellas es lo que escogemos como actividad u oficio para dedicarnos en cuerpo y alma a ello, otras serían si decidimos amar u odiar, compartir nuestra vida al lado de alguien no necesariamente al casarse pero sí al mantener una relación que lleve luego a decidir tener hijos o no para formar una familia; en fin, existe una gran variedad de decisiones que contribuyen incluso a definir nuestras personalidades.  
Lo importante de todo esto y al punto al cual quiero llegar es que tu historia, tu vida, la decides tú, más nadie. Podrás tener guías, maestros, podrás escuchar opiniones, sugerencias, se te presentarán miles de caminos y vías para escoger pero al final de todo eres tú el que decides que camino tomar.
No hay que temer alejarse un poco (o mucho) del rebaño, no hay que temer en  variar de pensamientos, de sentimientos, de acción. Y todo esto es posible si tenemos conciencia de quienes somos y de si estamos atentos a nuestra voz interior.
La vida está hecha de decisiones… se requiere de valentía, disposición y compromiso para hacer de cada decisión un punto clave, una base en la construcción de nuestra vida. Sentir arrepentimiento por haber tomado alguna decisión es válido, y aunque a mí personalmente no me gusta ese sentimiento, siempre que sucede, porque sucede, suelo tomarlo como un aprendizaje para no cometer los mismos errores. De eso se trata la vida, de aprender, equivocarse, caer, limpiarse y levantarse para luego volar y así… Es un ciclo, un viaje, y está en nuestras manos aceptarlo para después saberlo o no disfrutar.

Ilustración: Yoshinori Kobayashi.


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