La estrella
Mirando al cielo
nocturno suspiraba… Todos esos anhelos y sueños crecían y latían con más fuerza
en la noche.
¿Por qué, a pesar de
todas las cosas logradas aún sentía como si le faltara algo? Ella lo sentía muy
dentro, lo sabía… Tenía un vacío que era difícil de llenar. Luchaba
internamente. ¿Acaso era codiciosa? ¿Por qué el ser humano tiene que ser tan
inconforme? Podemos ser felices con lo que tenemos, pero siempre aspiramos a
más… y eso no está mal precisamente.
Sin embargo, en esa
búsqueda de algo más, en esa carrera por conseguir algo mayor a lo que se
tiene… a veces, solo a veces, nos perdemos; el tiempo se nos pasa y olvidamos
que ‘ser felices’ es la tarea principal.
En aquella estrella
brillante, la cual ella observaba con tanto cariño y anhelo, vivía él. El
espacio en el rompecabezas que por largo tiempo estuvo vacío dentro de ella,
estaba allá, latiendo y brillando en la distancia solo para ella.
Era feliz incluso solo
con saberlo, pero de alguna manera no era suficiente y por eso, algunas veces
ese sentimiento menguaba para luego volver a crecer gracias a sus destellos. La
distancia entre donde estaba ella y la estrella era muy grande, los tiempos
eran opuestos, incluso los idiomas eran distintos… Y eso, a ambos no les
importaba.
Él se comunicaba con
ella enviándole su luz y ella le enviaba su ímpetu con cada acción que hacía,
con cada palabra dicha y con cada latido de su incompleto corazón.
Cada día que
transcurría llenaban esos vacíos con pequeños detalles, así vivían con el fin
de estar alegres.
Aunque ya llegaría el
día en que el viaje hacia la estrella los reúna completando así ese gran
rompecabezas que los une y logrando que perdure esa felicidad que ambos tanto
se merecen.
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