Cielo y Mar


  
El día está raro, el cielo cambia de color constante… a veces gris y al rato azul brillante, los pájaros y gaviotas vuelan al compás del viento frío y el mar retumba con sus olas en la orilla. Me pregunto si es el cielo el que me hace sentir así o si me siento así por el cielo. Busco música con ritmo nostálgico de esas que hacen recordar y que hacen que las lágrimas deambulen por los ojos; quiero que llueva pero el cielo sigue variando su estado. Me siento con ganas de escribir, abro un documento nuevo y mientras miro la página en blanco se me escapa un suspiro, viene tu imagen a mi mente acompañada del sonido de tu voz. Mi cerebro pregunta ¿Por qué? Pero el corazón lo manda a callar... A veces a estos dos les gusta llevarse la contraria, aunque al final casi siempre la ventaja la tiene el corazón llevándose con él toda la razón y el sentido. 
Todos los créditos casi siempre son para él. Vuelves a aparecer  en mis pensamientos y esta vez te quedas allí, vagando, tocando una a una las fibras de mi alma haciendo que mis dedos comiencen a armar palabras en la página que ha dejado de estar en blanco. Tu imagen me hace plasmar lo que siento por escrito, me hace reflexionar, sentir, imaginar, mi mente se expande en silencio y es capaz de ver imágenes que jamas habia visto. Suena mi teléfono y me saca de ese trance en el que tanto me gusta estar, contesto un par de mensajes y volteo hacia el mar; parece que está alterado pues sus olas golpean con más fuerza en la orilla, creo que incluso está llorando... quizás hoy es uno de esos días en los que extraña con locura al cielo. Los miro a ambos en silencio y ahora lo entiendo todo, entiendo la furia y potencia de las olas del mar, entiendo el constante cambio de color en el cielo, entiendo; porque ambos se anhelan, ambos se extrañan… quieren tocarse pero no pueden. Lo entiendo, porque como el cielo, yo también tengo anhelo de ti y como el mar te imagino alterado por esta distancia que nos separa y porque aún no has podido abrazarme como quisieras, aún no, todavía no… En mis ojos siguen las lágrimas meciéndose de aquí para allá, suspiro con todas mis fuerzas y retomo la escritura, mientras mi corazón le sigue enviando imágenes tuyas a mi cerebro, mientras sigues recorriendo mi alma desordenándome, sacándome todo de adentro. Una gota cae y moja la pantalla de mi laptop, creo que ha comenzado a llover ¡finalmente! Recojo mis cosas, y me voy caminando despacio bajo la lluvia, pensando en lo que he escrito, en lo que aún no he dicho, pensando en ti, viendo como el cielo se acerca al mar a través de su llanto; imaginando que eres una de esas olas y yo convertida en gota de lluvia, te abrazo.  

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