El lugar donde las luces de las estrellas se reúnen



La luna iluminaba todo el camino del puente de los 14.478 Km de distancia mientras él caminaba descalzo a través del puente. Varias luciérnagas aparecieron de repente y una de ellas se posó en su hombro mientras le decía:
- Falta poco. Tú lo sientes, ¿verdad?
Él suspiró y le respondió:
- Creo que sí…
Otra luciérnaga se posó en su otro hombro y le dijo:
- Recuerda: Cuando sientas amor en tu corazón, no te quedes callado.
Ambas luciérnagas emprendieron vuelo hasta mezclarse con las demás mientras él sonreía pues sentía una especie de magia que se movía en su interior. Una brisa cálida le acarició el rostro mientras se movían las hojas y las flores de los árboles e inmediatamente su corazón se aceleró al escuchar la voz que él tanto deseaba escuchar decirle:
- Cierra tus ojos y vuela…
Él los cerró y contestó:
- Abrázame que te extraño.
Dejó escapar una lágrima y cuando abrió los ojos vio que una estrella fugaz cayó a unos pocos metros cerca de él, sorprendido se acercó corriendo y la ayudó a levantarse. Ella lo miró fijamente mientras le decía:
- Hoy, es el mejor día para hacer tu sueño realidad…
Él le sonrió y le preguntó:
- ¿Me ayudarás, me llevarás hasta donde se encuentra ella?
La estrella le contestó:
- Por lo que veo, ya abriste los ojos de tu corazón y de tu alma… pero ahora debes cerrar tus otros ojos. Ella te está esperando. 
Él mordió su labio y cerró sus ojos, al mismo tiempo la estrella comenzó a subir lentamente y a hacer giros a su alrededor. Unas alas blancas, enormes, de luz cegadora comenzaron a salir de su espalda. Luego de hacer su magia, la estrella terminó de subir hasta el cielo desapareciendo por completo.
En medio del proceso de su transformación, él escuchó la voz de ella una vez más:
- Mi corazón es tu hogar, aquí te espero.
Sonrió y abrió sus inmensas alas susurrando:
- Tu voz aleja el silencio y tu abrazo mi soledad, espérame…
Despegó sus pies del piso, se elevó y voló alto por el cielo aterciopelado acompañado por algunas luciérnagas. Cuando llegó al lugar donde las luces de las estrellas se reúnen, inmediatamente pudo reconocerla, a ella, a la estrella más brillante que habitaba en su cielo e iluminaba todos sus sueños. Ambos se miraron, sonrieron y él corrió hasta sus brazos. Después de un largo abrazo donde sus almas se fundieron en una sola, se fueron a volar por el universo irradiando su amor a través de su luz, de su magia, de sus latidos.


“No importa el lugar en el que hayamos nacido; no importa el lenguaje que hablemos. Somos un único ser; provenimos del mismo rayo de luz y tenemos el mismo mensaje. Nuestro mensaje es el amor y la dicha”
Don Miguel Ruíz.

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