Diciembre
Suspiro mientras veo el calendario,
tomo un sorbo de mi taza de café mientras escucho “Have yourself a merry little Christmas” y sonrío por esta manía
mía de no poder escribir sin música. Diciembre
es uno de mis meses favoritos de todo el año; adoro las luces, los adornos, los
colores, la música y alegría que se siente alrededor. Me siento como niña en
esta época y sonrío más de la cuenta.
Sin embargo, este mes también es el
de las nostalgias, de los recuerdos, de los anhelos…
Recordamos a los que ya no están
entre nosotros, pero que sin duda deben estar en un mejor lugar; a los que no
han podido estar por trabajo, por viajes o por distancias…
Los deseos, sueños e ilusiones
también crecen en esta época; se acumulan para terminar de alimentarlos y de
esta manera poder hacerlos realidad el
mes y año entrante. Esto va acompañado de un sinfín de reflexiones sobre qué
hicimos, qué dejamos de hacer, qué queremos y qué haremos para alcanzarlo. Y
una cosa es segura, lo que planifiquemos o imaginemos tenemos que hacerlo con
mucho entusiasmo, pues tenemos en nuestra alma el poder de escribir (o
re-escribir) nuestras historias, nuestros destinos en esta vida.
Diciembre es el mes donde se juntan
las emociones, sentimientos y deciden salir a hacer de las suyas; es cuando una
parte interna de mí, esa que ama, desea y sueña, se despierta cada día con
anhelos en el corazón.
Agradezco por todo lo que he pasado
y por lo que sea que vendrá; de repente siento una chispa en mis ojos, una
sonrisa se dibuja en mis labios y ¡pum! mi corazón le envía señales a mi
pensamiento para que piense en él.
Sin duda su existencia en este
mundo, en mi mundo, ha sido el mejor regalo de mis últimos diciembres, y de mis
próximos también pues nos reencontraremos más pronto que tarde… Suspiro mientras escucho “Christmas, baby please come home” y vuelvo a ver el calendario,
pero esta vez del próximo año.
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