Carta sin destinatario

 Hola, 

¿Cómo has estado? El tiempo sigue pasando... ¿Por qué pasa tan rápido? No hemos logrado hacerlo nuestro amigo. Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos, ¿verdad? 

La vida, como una montaña rusa nos hace subir y bajar, reír y llorar, pero aquí vamos aunque montados en diferentes y lejanos carritos disfrutando del paisaje, de los gritos, de las carcajadas, de las lágrimas... Y, ¿Qué pasaría si en algún momento nos juntamos en el mismo carrito y emprendemos en conjunto nuestro propio viaje?

En mi tesis de hace unos años atrás escribí una frase que dice así: “El cine es como el amor, tienes que sentirlo para poder descifrarlo, para poder definirlo” y esta historia nuestra, si la contamos y continuamos podría parecer de película. El soundtrack sería muy variado, la música sería uno de los ingredientes principales por supuesto. Y ahora me pregunto, ¿qué otras cosas le añadirías tú?

En estos últimos cuatro años he estado más reflexiva que de costumbre, siempre he tenido los pies sobre la tierra pero mi mente, bueno, a esa le gusta irse de vez en cuando hacia las nubes. Los sueños continúan allí, aunque muchos de ellos hayan cambiado siguen siendo las baterías que me conducen en el día a día. Porque así como Heráclito lo expresaba en su filosofía, todo consiste en un cambio constante, todo se mueve y se transforma. Evoluciona. El principio de todo sigue allí, aquí... Podría decir que aún te espero, pero también que pronto iré hacia ti. El fondo puede seguir igual (nos reencontraremos) pero la forma es la que aún no sabemos de qué manera sucederá.

A los 7 años comencé a creer en los milagros concretamente cuando mi madre se recuperó de aquel accidente y pudo regresar a casa después de varios años en el hospital. Así que me hice la idea en la mente que siempre y cuando deseemos algo de todo corazón, eso irreal o intangible puede hacerse realidad. Las ideas reciben la energía de quien las piensa, de esta manera las mantenemos vivas; y las mías aunque de vez en cuando se debiliten (por factores externos más que todo) siguen aquí palpitando, existiendo.

Me atrevo a decir que hasta ahora he tenido una vida feliz, en mis veintes solía pedir más ‘acción’, me aterraba el concepto de una vida ‘aburrida’, y aunque estas cosas pueden ser subjetivas confieso que con tantos acontecimientos mi viaje no ha sido para nada tedioso. Mis ojos siguen viendo cosas que jamás pensé que llegaría a ver, he aprendido nuevos idiomas, he conocido personas increíbles, he sentido un montón de sentimientos que quizás ya había sentido antes pero ahora en diferentes niveles de intensidad; en fin, toda situación, persona, lugar, han sido entretenidos (para exponerlo desde un punto de vista positivo, porque ¡vaya que también me ha tocado lidiar con momentos desagradables!).

Mi corazón se siente lleno, estoy viva y tengo la dicha de poder contar con las cosas básicas que todo ser humano debería tener: techo, comida, salud... pero, (¡Ya sé, existe un pero!) a veces salta la vena del anhelo y la aspiración.

A veces en las noches, sobre todo en las noches, cuando hago un recuento del día, siempre está presente ese anhelo de verte, escucharte, tenerte cerca. Ese pedacito tuyo me sigue haciendo falta, y créeme sigo creyendo que a ti también; así que seré valiente y continuaré manteniendo con vida a mis ideas, escribiré un nuevo guión para nuestra historia y finalmente haré mi viaje para invitarte a que te subas a mi carrito en esta montaña rusa.

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