Una vida y mil nombres
Y aún sigue
parte de mi Historia.- otra vez en otro país, ya conocido, espacio en donde el
pasado me hizo ser lo que soy a esta fecha.
Alguien alguna
vez me dijo ¿por qué dejas que el pasado toque de nuevo tu puerta? recordé que del pasado renacemos y es
necesario repetir algunos pasos para cerrar ciclos los cuales marcaron alguna
vez nuestra vida y ahora no son más que recuerdos que formaran parte de las
decisiones del futuro….
Aquí estoy yo un
día de tormenta eléctrica, en verano y dos días después de un eclipse de luna
haciendo resumen de mis proyectos y metas; no sé porque me desagradan los
truenos, es ese sonido intenso y con sensación de profundidad que me hace
pensar que hay un vacío en el cielo también y me genera incertidumbre.
Suelo recordar
en días así, cuando llovía a mis ocho años de edad y miraba a través de mi
ventana que le pedía perdón a Dios porque creía que por no haberme comido la
ensalada de remolacha o contestarle a mi mama hice que Dios y todos sus ángeles
lloraran. Frente a la ventana ese mismo día juraba no volverle a contestar a mi
madre y comerme toda mi ensalada de remolacha.
La inocencia. Siempre
supe que era diferente, era como si la naturaleza me hablara. Y entre sonrisas
escapadas, sentada en mi cama y viendo a través de la ventana en un lugar
distinto a mi lugar de nacimiento y veinte y cuatro años más tarde, volví a
sentir la misma sensación, esa que me ha acompañado desde hace mucho, más que
sensación es una incertidumbre, ¿por qué me siento tan diferente? ¡Casi no
humana! Se lo que estás pensando ahora, y no amigo, no.
Disfruto sonreír
y hacer sonreír, me gustan los abrazos, el sonido del viento en mis oídos,
caminar descalza y cantar con sentimiento; odio las mentiras cuando sé que son
verdad, odio el sonido del dinero entre manos egoístas y odio las rosas rojas… ¿tiene
sentido eso?
Cada persona que
reconozco forma parte de una vida anterior, curioso ¿verdad? Ya cesaron los
truenos y rayos y me digo ¡Sí! me gusta, otra incertidumbre más… es el amor.
Sí, me acuerdo
de ti pero tu nombre, tu nombre… hoy me llamo como tú quieras llamarme, me he
reinventado tantas veces que no le temo a los cambios… así pienso. El color de
voz es el que cambia de acuerdo a lo que
vayas sintiendo.
Miro hacia la
ventana y dejó de llover así de repente, ni siquiera hay viento que mueva los
árboles, solo silencio ahora; es extraño, parece que se detuvo el tiempo,
incluso miro el reloj de mi computadora y el de mi teléfono y ya no es el
mismo. Se reinició y volví diez años atrás y lo recuerdo como ayer, cometí
errores y muchos… entre la ingenuidad e inseguridad me hicieron equivocarme…
regresé a recibir perdón y perdonar.
Siempre disfruté
la fantasía que mi mente creaba para sacarme del dolor, siempre viendo lo
positivo del problema, ¿por qué sonríes tanto a pesar de que te castigo?, me
preguntó alguien un día y mi respuesta solo fue: sonreír es la única forma de
aprender, y me replicó, ¿de aprender? ¿tú?
No, contesté,
aprende usted, porque si sonrío le paso un poco de buena vibra para que
recuerde que donde estoy ahora alguna vez estuvo usted también…
Tantas personas
que intentaron herirme y algunos lo lograron, me vieron caída pero lo curioso
es que no les guardo rencor, hasta les agradezco porque de ellos aprendí y
logré crecer; sonreí.
¡Volvió el
viento!... Y recordé que también fui mala, grosera y peleé mucho, aunque
siempre por lo justo. Juana de Arco me llamaron a los catorce años; será porque
conozco como me pongo de molesta y me desconozco tanto que evito molestarme. Solo
dejo pasar y cuando tengo que defenderme lo hago y digo las verdades más
profundas que logran herir los corazones, recuerda, sé lo que piensas, y sí, lo
usaré si es necesario para defender a los míos y a mí.
Son los cambios por
los que he pasado, desde tímida, insegura y soñadora a ser aventurera, segura y
soñadora otra vez; o desde ser muy fría, calculadora y voraz, a otra vez
tímida, aventurera y aun así seguir soñando. Eso es lo único que no cambia en
mí.
Y aquí sigo
recordándote. ¿que si he amado?... diría que sí, pero de la manera más ingenua
siempre, no creo en el poseer, una vez me arriesgué y lo seguí, pero desconocía
como debía comportarme, solo pensaba en mí, fui egoísta y se perdió; luego
abrace tanto a ese otro y quise protegerlo sin separarme y ese se revirtió en
posesión, acoso y maldad, corrí para alejarme….
Me reinventé. Volví a sentirme tímida en insegura y no quería que nadie
se me acercara… hoy el pasado vuelve, ese pasado suave y casi seguro. Otro
diferente, pero no es ni siquiera un sueño, ¿pesadilla? Triple pasado que sin
sentido me acecha.
Ya oscureció y
mis ojos se hacen pesados. Mañana es el capítulo 1 de nuevo… cerraré las
ventanas, y luego te contaré.
Comentarios
Publicar un comentario