La compinche

Nació en mi mes favorito donde los colores verde y rojo abundan, las pequeñas lucecitas alumbran todas las casas, las gaitas maracaiberas retumban en cada esquina y los niños juegan con juguetes nuevos.

Nos separan 7 años de diferencia, pero se siente como si hubiésemos nacido el mismo día.

Ella, la que siempre me escucha y me apoya en las locuras; la que se aguantaba mis llantos y siempre jugaba conmigo, aun cuando no quería, la cómplice.

La que le gusta bailar y comer, la que habla varios idiomas y su sueño es comerse una arepa en la torre Eiffel. 

Ella, la que siempre anda con el teléfono en la mano; la que es buena con los números y ni ella misma se lo cree; la que le gustaba escaparse y perderse; la que es alérgica a la piña y ahora al tofu.

Los backstreet boys, Servando y florentino, las bicicletas y el voleibol son sólo algunas de las cosas que resumen su adolescencia. Ella, la más bajita de todas; la que se creía súper héroe pues creía poder atravesar paredes y ventanas; la que es fácil de hacer enojar y que al hacerlo la vena de frente se convierte en letra ‘Y’.

Le gusta dormir, ver televisión y si son películas de Disney mucho mejor; amante del café y del chocolate. Ella, con la que me escapaba para ver novelas a escondidas junto con mi abuela y una tía; la que me leía o inventaba cuentos en las noches para dormir.

La cuarta hermana mayor, la que cruza la calle corriendo aun cuando no hay carros; la que a veces siento que es menor que yo; ella, mi compinche de toda la vida.