30
Tres décadas jugando.
La piel un poco más
oscura, el cuerpo un poco más cansado.
Algunas decepciones,
otras cicatrices, nuevos horizontes, misma meta.
La cabeza a veces en
las nubes, pero los pies siempre en la tierra. Se sigue soñando, aunque algunos
sueños se hayan cubierto de hielo, y se sigue amando, aunque él esté un poco
lejos.
Aún queda camino por
recorrer, lugares que visitar, personas por conocer… Y el alma, aún deseosa de
nuevas sensaciones.
El cambio se siente, se
vive cada día… y mi corazón, aún anhelante de ese ser mágico que toca desde la
distancia cada fibra de mi ser.
Suspiro…
Nuevos personajes, palabras,
atmósferas; como si de un videojuego se tratara, nuevos mundos que se van desbloqueando
con el paso de los días, las puntuaciones a veces varían y los objetivos van
creciendo.
En ocasiones es
abrumador, por eso presionar el botón de pausa de vez en cuando no está mal…
bajarse para no marearse, respirar, crear nuevas técnicas de juego y volver a
darle play al juego.
Llegar al nivel 30 ha
sido emocionante, superar desafíos siempre lo ha sido. Risas, cansancio, llantos
e ilusiones, enojo, y si hablamos de errores quizás han sido varios, pero
también ha habido aciertos, vaya que sí.
Nadie sabe a ciencia
cierta hasta cuál nivel se puede llegar en una vida; pueden ser muchos, pocos… pero,
en fin, a la mayoría nos gusta jugar, ¿cierto?
Con la brújula del
corazón guiando todo el camino además de la conexión entre alma y pensamiento
continúa la partida de este mundo desbloqueado, deseando cumplir con este juego
muchas otras décadas más.
Cada vez que te leo, me impresiono no porque el intelecto lee, sino porque llegas al corazón. Hermoso escrito de aventuras de una vida de por ahora 30 niveles... te adoro chiquita!!
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