El niño de Katmandú
El niño de
Katmandú quería ser un héroe de luz… Donde había polvo y escombros, él veía
flores de colores; donde escuchaba llantos y gritos, él oía risas; y donde
había personas solas y tristes, él se acercaba para abrazarlos y jugar con ellos.
Hacía frío pero la calidez de su mirada podía derretir cualquier témpano de
hielo, había dolor pero su sonrisa podía
calmar como un bálsamo cualquier herida. Ese cambio inesperado en la tierra había
derrumbado muchas cosas, había hecho desaparecer almas y sueños pero su corazón
seguía intacto, latía en él la esperanza de un mañana mejor.
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