Suspiro y cierro mis ojos para imaginar otro mundo, tomo mi lápiz, mi cuaderno, y comienzo a crearlo... Mis deseos más profundos, la esencia de mi corazón, todo, lo plasmo en cada línea y hoja. 
¿Se puede vivir  a través de un papel? Me dijeron que si... aun no lo sé con certeza, quizás por eso sigo escribiendo y escribiendo...
Ahí en ese otro mundo, en el mundo que imagino y construyo cada día, ahí estas tú. 
Tú, que eres mi sueño y mi fantasía.
Quisiera vivir allí eternamente, en ese mundo inventado, en tus brillantes ojos que se asemejan a los de un niño, que me inspiran y motivan a seguir creando, soñando, amando.
Ese mundo inventado donde la lluvia tiene un sabor dulce y nos hace crecer manteniéndonos vivos, donde nuestras respiraciones se fundan con el viento, donde las olas del mar calmen nuestras ansiedades y las estrellas nos lleven de la mano para iluminar caminos.
Tomo con fuerza mi lápiz, me aferro a él como niña a su madre; como niña que disfruta de lo que imagina, de lo que crea y de lo que ve; como niña que escucha atentamente, que toca, respira, saborea, siente, que ama sin límites, que aprovecha el momento presente pero que al mismo tiempo sueña y fantasea de día y de noche.

¡Vaya! Parece que sí puedo vivir a través de un papel. Parece que cada palabra y línea las puedes sentir tú también a través de la distancia y del tiempo. Parece que tú también estas escribiendo, imaginando y creando el mismo mundo. ¿Eres tú verdad? Finalmente nos hemos encontrado y este mundo que creamos juntos se ha vuelto realidad. 

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